Monday, March 17, 2008






"No sé cuanto tiempo ha pasado desde que me quedé dormido. Ayer está muy lejos. No sé aguantarla, me tiene deshecho su cara. En la pieza hay un plato de comida que me busca: una porción de puré, muy noble que me haría dormir. Mis manos están dormidas, trémulas, moradas, las uñas sin color y la boca me arde. El teléfono me mira, me insulta, con su precisa coherencia, verde, redondo, sin defectos, ordenado sobre esa mesa cuadrada, todo puede estar desordenado menos él, y su paciencia. Si pudiera lo rompería, lo destruiría, pero ni para eso tengo ánimo. Tengo un peso en mi cuerpo, si los ojos hablaran , estarían gritando y despertarían el cuerpo que duerme a mi lado.
Descanso, ahora si descanso.


Me despiertan unos ojos grandes, que me deben haber mirado antes de que yo abriera los míos. Son negros, dentro de su cara blanca, me increpa, me está culpando de todo el cariño que nos hicimos ayer. Yo por supuesto, solo tengo retazos. Quisiera unirlos, unir cada pedazo con su cara y sus piernas heladas que me rozan los pelos crespos de las piernas. Me acerco, mi labio inferior la toca primero, siento esos pequeños pelos que crecen debajo de los labios. Su saliva delgada me emulsiona lo queda de resaca, abro más la boca y chocan los dientes, los míos duros, grandes y ella con sus dientes suaves que se acomodan a mi lengua. Mis brazos aprietan sus hombros, la acercan y emigro hacia el cuello. Esté es el camino más dulce que pude haber tomado. Muerdo cada pelo que se eleva insurrecto, de a poco, sin saltarme ninguno, quiero que lo note. Su cuello se dobla y me recibe, es aquí donde tengo el control. Nos enredamos, y busco su espalda. Rodeo el hombro con mis dientes, mi lengua baja, hacia su vértebras y justo en la mitad, debajo de los omóplatos, donde coordino con el aire que sale de su boca. La velocidad es constante, lenta, y la intensidad aumenta. Estoy tan concentrado que yo solo siento que mi cara es parte de su espalda, el resto de mi cuerpo esta encerrado en una gran resaca.

El día aquí se separa, estoy tratando de fulminarla y mi cuerpo esta agotado. Separo sus piernas, me concentro, aprieto mis piernas y rezo. Ella está con los ojos cerrados esperando lo que yo no puedo lograr. La miro, con la ternura tosca que me conoce, abre los ojos y paso mi mano por su cara, despacio. Me encantaría entrar en ella, pero no puedo, por mis propios medios no puedo. Ninguno habla, ella se levanta hacia mi cara, me mira, me habla con sus ojos, me entiende y se escabulle hacia mi entrepierna. Mi cabeza hacia el techo buscando separarme de la anestesia que me tiene raptado. Su boca esparce saliva por toda mi carencia, delicadamente, sin apuro, sin la violencia de siempre. Repasa los pliegues con la punta de su lengua y después zabulle toda su boca en mi. Mis brazos se desatan y empieza la tonicidad, quizás yo no espero solo eso, quizás quiero buscar el candor de su lengua donde esta estacionada, quizás ella también quiere embriagarme con su suavidad. De a poco aparecen mis lugares violentos, donde quiero someter su cabeza a mi ritmo. Con tímida fuerza le tomo la cabeza y dinamizo su movimiento, de a poco, pero con constancia, cada vez más arduo sin que ella alcance a emitir queja.

Pelo suelto, cara morena, ojos mirando mi ombligo y que crezcan sus dedos que sostienen la última sutura de mi hombría. Transpiro frío, casi con miedo, poca energía, mi cuerpo cortado y los ojos ardiendo. La violencia encanta por esto, sube los colores, es casi un golpe de azúcar directo al miembro. La sujeto de los brazos, los dos de pie, ojos contra ojos, tomo los hombros, la giro y esta su espalda, delgada, apretada, delicada, cuello, la encorvo y acomodo todo con los ojos cerrados. Con fuerza empiezo, sin rapidez, solo con constante fuerza, la fuerza de la rabia, de mi frustración constante, este fue un polvo donde sentía tanto cariño, ahora siento rabia, pedazo de carne delante de mí, gritando por toda la fuerza que entra, cada jadeo me emputece más y su espalda roja, sinuosa sucumbe. Sudo con calor, ardiendo, invade mi sien, mi nariz, es la tinta que escribe este polvo, cae un pedazo de ese sudor en la fricción, cae y cae, mis dedos no aguantan y se entrometen en la abertura que siempre esta prohibida. Están abiertos, son labios apretados que se abrieron con hambre, arguyo la manera más ordenada de seguir con mi ritmo y un masaje a lo recién descubierto. Junto saliva, espesa, caliente, una cantidad generosa en mi mano entera, improviso un movimiento en ese lugar prosaico que me atrae tanto. Las manos ahora en el cuello, saco el falo y no pregunto. Un grito, una queja que promueve mi estado, grita contra la sábana, es mi sed de poder, escondida, oculta y vertida sobre ella. "


"Una de dos", fragmento. 2008
Cristian Solar V.


por ahora es lo único que me sale bien.

por otro lado una receta para el desastre:

te me apareces a, ante, bajo, cabe, con, contra, de, desde, durante, en, entre, hacia, hasta, mediante, para, por, pro, según, sin, so, sobre, tras, versus, vía mi cabeza.


salud!

0 Comments:

Post a Comment

<< Home